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A menor tipo de interés más ahorro necesario


La caída generalizada de los tipos de interés motivada principalmente por la intervención de los bancos centrales tiene múltiples efectos sobre la economía, incluyendo el ahorro y el consumo. Algunos tienden a pensar que la escasa o nula remuneración del ahorro más conservador fomenta el consumo, bajo el razonamiento "para que no produzca nada me lo gasto". Aunque algunos ciudadanos puedan actuar así, el impacto más racional de aquellos preocupados en el futuro, será el contrario: consumir menos ahora y ahorrar más. El ahorro supone renunciar a consumo actual por consumo futuro.

                Con la caída de la rentabilidad del ahorro más conservador, y de la expectativa de nivel de retorno de las inversiones en general, quien desea lograr acumular una determinada cantidad para la jubilación, o para cualquier otra finalidad, se verá obligado a destinar una mayor cantidad de su renta al ahorro, detrayéndola del consumo presente. Esta percepción es mucho más evidente en los países centroeuropeos que en los países del sur de Europa.

                Los números no engañan. Quien desee conseguir un capital acumulado dentro de 20 años de 100.000 ¤ tendría que ahorrar 272 ¤ al mes si la rentabilidad de sus inversiones es del 4%. Dicho ahorro mensual debería ascender a 339¤ si la rentabilidad del ahorro descendiera al 2%. Si la rentabilidad fuese casi cero, 0,1%, sería necesario que destinara 412 ¤ mensuales al ahorro para conseguir los 100.000 ¤ dentro de 20 años.

El cuadro anterior, aunque ilustrativo, es muy simplista, al no considerar ni la inflación, ni los impuestos, pero pone de manifiesto una realidad: a menores tipos de interés, mayor necesidad de ahorro.

                El efecto en el ahorro a largo plazo de los menores retornos de las inversiones mitiga considerablemente el efecto multiplicador del interés compuesto (rendimientos sobre rendimientos). Así, para una cantidad dada (50.000 ¤) con un retorno del 4% año a año durante 20 años, permite acumular 109.554 ¤. Si la rentabilidad año a año se reduce al 2%, la cantidad acumulada merma hasta 74.259 ¤.

En la actual coyuntura económica son numerosas las familias que no pueden permitirse incrementar la parte de renta que destinan al ahorro, si es que realmente ahorran algo. La situación de falta de retorno en sus ahorros les empuja a asumir más riesgo para intentar lograr rentabilidad. Lo mismo les sucede a las personas que viven de las rentas financieras como complemento del resto de sus ingresos. Ante la imperiosa necesidad de rentabilidad, comienzan a invertir en productos financieros con más riesgos de los que habían asumido con anterioridad. Inevitablemente la mayor asunción de riesgos puede traducirse en pérdidas latentes o permanentes.

                Los actuales tipos de interés empujan a algunos a consumir en lugar de ahorrar: el día de mañana lo lamentarán. Otros, por el contrario, o bien ahorran más, reduciendo su consumo actual, o asumen más riesgo en sus inversiones, con la posibilidad de incurrir en pérdidas si no son capaces de soportar las oscilaciones en las valoraciones o si los productos financieros adquiridos acaban generando minusvalías a su vencimiento.

Los tipos de interés intervenidos por los bancos centrales penalizan al ahorrador más conservador, actuando como un impuesto oculto sobre el ahorro.


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