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¿Y si no suscribo un seguro de decesos?


Más de 20 millones de personas tienen contratado un seguro de decesos en España. Esta póliza se ha convertido ya desde el pasado siglo en la especialidad de la casa, un tipo de producto asegurador que ha conseguido un gran arraigo en nuestro país desde hace ya muchas décadas. Como reza el dicho popular, algo tendrá el agua cuando la bendicen.

Podría preguntarse a todas esas muchas personas cuáles son a su juicio los beneficios de la contratación de un seguro de este ramo. Pero hemos decidido darle la vuelta a la tortilla y fijarnos en esos otros muchos individuos que no están cubiertos. ¿Cuál es su situación? ¿Y si no contrato un seguro de decesos?

 

Si no contrato un seguro de decesos…

… en primer lugar, hay consecuencias económicas. Por supuesto, conseguiré un pequeño ahorro (pues las primas en los seguros de decesos suelen ser bajas, especialmente si la póliza se contrata cuando se es joven) durante muchos años, pero a mi fallecimiento mis allegados deberán desembolsar una cantidad elevada. En la actualidad los gastos de un sepelio se sitúan entre los 2.000 y los 4.000 euros. Desde luego que no es una cantidad exagerada pero puede suponer una dificultad en muchos casos para nuestros familiares y allegados, dependiendo de la situación económica de cada uno. Y eso si elegimos unos servicios normales, sin extras.

La no suscripción de un seguro de decesos conlleva además una mayor complicación de las gestiones por parte de los nuestros tras fallecer, desde la tramitación de documentos a la de los servicios de incineración o entierro, tanatorio, servicios religiosos si fuera el caso… Es posible que debieran además contratar un servicio de asistencia jurídica para asesorarles y ayudarles en el proceso, una garantía que habitualmente está incluida en las pólizas de decesos, al igual que la cobertura de asistencia psicológica. Además, deberían preocuparse de nuevos problemas como el borrado de la vida digital, del que algunas aseguradoras se ocupan. Y ni qué decir tiene, si fuera el caso, de los trámites de traslado y repatriación a España o desde España.

En definitiva, que la situación para las personas cercanas al fallecido se complica en un momento en el que ni el cuerpo ni la mente están precisamente frescos para la realización de trámites y gestiones. Y es que este tipo de pólizas, al contrario que el resto (hogar, auto, salud…)  no se contrata tanto para beneficio de uno mismo como para facilitar las cosas a nuestros seres queridos en una situación tan complicada.

 

Beneficios en vida

Pero ahí no acaba todo. Como los productos aseguradores abarcan cada vez más terreno, en la actualidad muchos seguros de decesos ofrecen diversas garantías, bien entre su cobertura básica o formando parte de la complementaria, de las que el tomador y los asegurados pueden beneficiarse en vida. Porque es un seguro familiar y sirve a toda la familia.

Aunque a priori nos parezca que no tienen nada que ver las churras con las merinas, lo cierto es que si no hemos contratado un seguro de decesos podemos quedarnos también sin coberturas como la de asistencia en viaje; una garantía que puede ofrecer -además de apoyo en caso de fallecimiento- múltiples prestaciones como traslado sanitario, búsqueda de equipajes, adelanto de fondos, y envío de mensajes urgentes, entre otras.

También hay otras ventajas que un seguro de decesos completo puede ofrecer para disfrutar en vida, como la atención telefónica al asegurado en sus múltiples ramas: consulta médica, atención psicológica, asesoría jurídica, orientación social… Y no hemos citado todavía las garantías de ayuda a domicilio, que van desde la atención médica al servicio de personal de limpieza, pasando por el envío de medicamentos o la asistencia veterinaria en el caso de que tengamos una mascota.

La atención médica general también está en ocasiones incluida pues un seguro de decesos puede actuar también como un seguro de salud de bolsillo, incluyendo algunos servicios dentales o la asistencia de profesionales en ramas como la nutrición, la psicología, la fisioterapia, la osteopatía, la óptica, la audiología, la podología, la estética…  Hasta puede ayudar a ponerse en forma en spas y gimnasios u ofrecer asistencia pedagógica a nuestros hijos.

Para finalizar hay que decir que los productos de este ramo incluyen coberturas que garantizan las prestaciones en caso de fallecimiento o invalidez tras accidente, así como en el supuesto de que se produzca una hospitalización.

Y es que al no contratar un seguro de decesos no sólo renunciamos a facilitar las gestiones post mortem a nuestros seres queridos, sino a contar con coberturas que, por contradictorio que parezca, pueden disfrutarse en vida. La realidad es que, al igual que sucede en otros ramos del seguro, los productos que las compañías ofrecen son cada vez más completos. Tanto que en ocasiones van mucho más allá de la muerte.


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